Aquí pues,
nuevamente ya en la transición de novata a menos novata en esto de los blogs.
¡Je, je!
A mi primera entrada en este blog un
buen amigo, a quien aprecio mucho me envió el siguiente comentario:
“El tema con la asertividad (en
cualquier contexto pero más en la intimidad) al final del día termina siendo el
ego, y por ende manejo de inseguridades, aún más, en el caso de los hombres,
aunque una vez que se conoce el funcionamiento de la mente masculina el
ejercicio termina siendo bastante fácil.”
Entonces, las palabras tan acertadas
de mi amigo Christian, ¡tranquilas que, este
que yo sepa no se apellida Grey! me fuerzan sutilmente a estacionarme
frente a tres vertientes; ego,
inseguridades y funcionamiento de la
mente masculina.
No tengo dudas que podemos coincidir
en que hacer un intento por manosear y provocar las tres vertientes a la vez en
esta entrada, sería una hazaña suicida al estilo kamikaze. Entonces, como dice
el refrán, “comámonos el elefante a pedacitos” y no seamos glotones que después
se me acaban los temas para el blog.
Comencemos por darle un mordisco al ego.
¡Mmmmm! Tentador, ¿o no?
Y como la vena pedagógica de mi madre
me persigue pues, es mi deseo brindar un nivel básico de entendimiento a mis lectores
de manera que puedan acompañarme a recorrer el camino de a través de ésta
primera vertiente.
Ego como palabra y
concepto tiene mil y unas benditas definiciones e interpretaciones. ¡Que no ha
sido fácil seleccionar la que les quiero presentar! Pero como lo maravilloso de tener un blog, es
que la línea editorial la moldeas tú y nadie más, pues aquí les comparto la
definición que más apropiada encontré para los temas que nos unen.
Para
Freud1, el yo o ego puede estar compuesto de dos partes
principales; un sistema de percepción y un conjunto de ideas inconscientes
sobre la realidad que se vive.2
¿Recuerdan en la entrada anterior que hablamos de la mujer sexualmente
asertiva? Pues imagínense, si no existiera la asertividad y careciéramos de la
habilidad de decir lo que nos gusta, como nos gusta y cuanto nos gusta, todo, sencillamente
todo, y cuando digo todo, es todo, se
enmarcaría un entorno de percepciones. Entonces, estaríamos dejando todo en las
manos de nuestras percepciones o peor aún, de la de los demás. Buenas o malas,
acertadas o alejadas de la realidad. A veces conscientes, otras inconscientes.
Pero, ¿cómo garantizamos que nuestra pareja, con su conjunto de ideas que va
formando de nosotros cree las percepciones que nosotros queremos?
Créanme que no hay garantías, si lo
dejamos al azar.
Para no complicar esto más de lo
necesario, y que no se aburan de leer, el punto es que; comunicándonos
abiertamente vamos sembrando con sutileza, despacio, con delicadeza las ideas deseadas.
Cuando menos te los esperes habrán florecido las percepciones que deseamos en
nuestro entorno íntimo. Acá va otro refrán; “Las
percepciones terminan siendo la realidad”.
Ciertamente lo podemos debatir, pero te aseguro que, al menos valdrá la pena intentar crear la
fantasía que deseas vivir en tu realidad.
Próxima entradas: Inseguridades y funcionamiento
de la mente masculina.
Anímate a colaborar y envíame tus
comentarios a ssheeran@onelinkpr.net
Aviso: Que no soy ni terapeuta,
sexóloga o poseo ningún grado en alguna ciencia del comportamiento humano. Solo
soy una mujer enamorada, romántica, desquiciadamente amante de la lectura y
escritura que cree fielmente que, el la vida, cada ser humano tiene derecho a
construir la fantasía en la que desea vivir.
¡Linda semana!
Un abrazo,
S. Sheeran
1. Fue
un médico neurólogo austriaco,
padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del sigloXX http://es.wikipedia.org/wiki/Sigmund_Freud
2. http://es.wikipedia.org/wiki/Yo
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